Mein tagebuch: 29/04/1945
Yo, el Fuhrer alemán, me encuentro en Berlín, un día como esté, 29 de abril de 1945 a las 15:00 PM. Algunos de mis dirigentes nazis están abandonando Berlín, otros se están suicidando inútilmente, ya que tienen la absurda idea de que la Alemania nazi está derrotada frente a otras potencias inferiores, como la URSS o EE.UU. Yo estoy seguro de que “mi Alemania” puede todavía ganar la guerra, con lo cual, he decidido pasar hasta mis últimos momentos aquí, en el bunker, junto a mis subordinados nazis y a mi bella esposa Eva Braun.
Mi historia es larga de contar. Existen muchas causas, situaciones, acuerdos, etc.; que me han llevado hasta este punto, esta situación, ¡qué es que la verdad parecemos unas ratas escondidas en nuestra madriguera!¡no hay derecho, pero juro por mi honor, que cuando salga de aquí, arrasare con todos esos infelices que no se merecen piedad! En fin, mi historia empieza así...
Yo cuando era joven, fui soldado alemán y participe en la Primera Guerra Mundial, de la cual Alemania salió como potencia derrotada al firmar el armisticio por no tener otro camino. Este armisticio se firmó en 1918 y al año siguiente, firmó un tratado de paz, el Tratado de Versalles, en el cual se le echa toda la culpa de la guerra a Alemania, con lo cual, tuvo que pagar indemnizaciones cuantiosas por los daños producidos durante la guerra, perdió territorios y colonias, su ejército se limito, le obligaron a desmilitarizar la orilla izquierda del Rin y tuvo que ceder la región de Sarre a los franceses por quince años. ¡Es una vergüenza!, ¿cómo una potencia tan grandiosa como la alemana, pudo salir derrotada de la estúpida guerra? no me lo explico. Bueno, en este mismo año, decidí unirme al Partido Obrero Alemán que más tarde paso a llamarse Partido Nacionalsocialista Alemán de Trabajo, con el fin de poder avanzar en el ámbito político y en un futuro, poder hacer algo con este país. En este año también se fundó la Tercera Internacional Obrera, la que los rusos abreviaron como Komintern, fue iniciativa de Lenin y su partido comunista, con la intención de agrupar a los partidos comunistas de los distintos países y luchar contra el capitalismo. ¡Por suerte!, el desgraciado de Lenin murió años más tarde.
Después de la guerra, el II Reich de Guillermo II desapareció ¡por suerte!, gracias a ese inútil estratega, en gran parte, Alemania y el pueblo alemán le deben la derrota en la guerra. Se formó un nuevo gobierno democrático, llamado la República de Weimar, presidido por Hindenburg, otro bueno para nada, que no hizo otra cosa que estorbarme el camino hacia el poder. Esto lo digo porque, aparte de ser cierto, en el año 1923, di y protagonicé un golpe de estado contra el gobierno alemán, me proclame canciller y el mal nacido de su presidente y gobierno me mandaron junto a mis seguidores, en este golpe, a la cárcel. Me sentenciaron a 5 años de cárcel, pero realmente cumplí solo uno. Aunque la mera verdad, no todo fue tan mal como lo describí anteriormente, gracias a que protagonicé ese Putch de Múnich y me encerraron por ello, tuve tiempo suficiente como para escribir un libro, el cual titule Mein Kampf. En él recogí todo lo que es mi pensamiento e ideología, en él se sienta la base de lo que en un futuro, no muy lejano, fue y es la ideología del partido nazi y la de mi dictadura. Mucho de lo que escribí en ese libro, tiene que ver con la antidemocracia, la existencia de un partido único, en este caso el nazi, el anticomunismo o mi idea de un ultra nacionalismo feroz y expansionista. Un punto, quizás el más importante para mí, es el odio que tengo hacia las razas inferiores, especialmente hacia los judíos, aunque no me olvido de “mis amigos” los gitanos claro. En esa parte o punto del libro, se describe perfectamente lo que pienso sobre la existencia de unos descendientes de la primera raza aria que existió en Europa, en este caso seriamos nosotros, los alemanes blancos, descartando a todo judío o raza inferior ¡qué no se merece estar en este mundo! Ya que hablo de mi ideología, me gustaría citar el preciado símbolo que identifica al Partido Nazi y a la raza aria, la carismática esvástica que adopte como tal en los años 20. Los colores blanco y rojo representan la antigua bandera de Alemania.
En fin, cuando salí de la cárcel, poquito a poco fui ganando seguidores, de un lugar y de otro, hasta llegar a formar un grupo grande, pero todavía no era suficiente, hasta que paso lo que nadie se esperaba: la crisis del 29, la cual, para mi fortuna, afecto gravemente a Alemania, creando desempleo y empobreciendo las clases medias y bajas. De este modo, fui ganando seguidores de forma muy progresiva, ya que prometí que sí llegaba al poder, reivindicaría la economía del país, creando puestos de trabajo y recuperando el orgullo de prosperidad que Alemania deseaba tener. Y como no, ¿de quién iba a ser la culpa de la gran depresión?, pues de los miserables judíos y de mis “otros amigos”: los comunistas, claro esta.
Gracias a esta crisis y a la popularización de mi partido nazi, que hasta el momento estaba prohibido por el gobierno, esté lo legalizo y cuatro años más tarde, en 1933, se celebraron unas elecciones, a las cuales me presente candidato a la cabeza del partido nazi y como no pudo haber sucedido de otra manera, esas elecciones las gané, gracias al apoyo de todos mis ciudadanos. Haber ganado esas elecciones, me produjeron una gran satisfacción personal, ya que, a aparte de acceder al poder, vi como la cara del presidente, mejor dicho, la de “mi amigo” Hindenburg se humillaba frente a mi, ya que no tenía otra alternativa que entregarme la cancillería del país, que de forma democrática obtuve. Y así fue, pero con un pequeño detalle que incorpore a los planes que tenía para Alemania, me proclame dictador e impuse una dictadura. Para que mis planes funcionaran, tuve que corregir una serie de aspectos importantes: acabe con el sistema parlamentario, elimine a los demás partidos políticos y comencé una lucha y persecución hacia los judíos, ¡el verdadero cáncer de mi Alemania! De esta manera, comienza mi dictadura al mando del III Reich.
Cambiando de tema, ¡qué por poco se me pasa de largo!, once años antes, justamente en 1922, Mussolini, un fascista italiano, también impuso una dictadura o por lo menos tomo el poder de Italia. Aunque no estuve muy al tanto en su momento, ya que estaba organizando el golpe de estado, oí que éste emprendió una marche sobre Roma, apoyado por gran parte de la burguesía y militancia, y que al rey Víctor Manuel III no le quedo otra alternativa que entregarle todo el poder a Mussolini. Su dictadura, que estuvo vigente durante un buen tiempo y a pesar de ser muy semejante a la mía, se diferenciaba en que no lleva consigo el antisemitismo o el odio a las razas inferiores, en general.
Y volviendo a “mi Alemania”; después de ganar las elecciones, pensé que era el momento de fomentar el caos entre el pueblo alemán, difundiendo el anticomunismo, ya que era mi enemigo principal, y así fue, y que mejor manera de hacerlo que: quemando el Reichstag y culpando públicamente de ello, a los comunistas alemanes. Esto ocurrió en el mismo año de mi ascendencia al poder.
Casi dos años antes de lo relatado anteriormente, exactamente en 1931, Berlín fue elegida cede de los juegos Olímpicos, con lo cual, cinco años más tarde, se celebraron las Olimpiadas de Berlín. Para mostrar mi grandeza en el día inaugural, aparecí después de que el Hindenburg, un dirigible, sobrevolara el estadio. El Hindenburg es un zeppelín que debe su nombre al idiota del ex presidente y que en un viaje posterior a Nueva Cork, se quemó por los aires. Esta clase de dirigibles fueron muy utilizados desde principios de siglo hasta los años 30.¡Nunca en mi vida me voy a olvidar de esos juegos!, pese a que Alemania ganó muchas medallas y a que se realizó una propaganda nazi muy estupenda, llevada a cabo por mi Ministro de Propaganda Goebbels, hubo un norteamericano, un tal apellidado Owens, que ganó la medalla de oro en atletismo, y lo peor de todo no era que procedía de EE.UU., ¡sino qué era negro!¡negro!,¿cómo un ser inferior pudo superar a un atleta alemán? no lo podía creer, pero jure en su momento que sí me hacia con el control del Mundo,”algún día” exterminaría a la raza negra también.
Y si sigo cronológicamente mi vida, un hecho muy relevante dentro del Partido Nazi que me afectó directamente a mi, fue la Noche de los cuchillos largos, noche del 30 de junio de 1934 hasta el 2 de julio del mismo año, donde disolví, dentro del mismo Partido Nazi, la S.A. por ser un grupo muy descontrolado y de ese modo, sólo quedó la S.S. o la Gestapo, dirigida por “mi Reichsfuhrer” Himmler, que más tarde nombre Ministro del interior. Un año más tarde, justamente en enero, “mi Alemania” volvió a ocupar la zona desmilitarizada de Renania, que habíamos sido obligados a desmilitarizar como consecuencia del ¡maldito! Tratado de Versalles. En ese mismo año, se aprobaron en Nuremberg unas leyes raciales, que vendrían a ser el inicio del futuro exterminio de los judíos. En ellas, se plasmó que, los judíos, no podían casarse con alemanes arios, solo se podían casar entre ellos y también se les prohibió trabajar en lugares públicos, con la excepción de que tuvieran un permiso para ello.
Llegado a este punto, decidí emprender mi política expansionista por Europa, con la idea de unir, en un solo país, a los alemanes de los distintos países, ya que “para mi”, donde halla un alemán ¡eso es Alemania!. Antes de nada, desde 1935 forme un frente común con Italia, al firmar el eje Berlín-Roma y un año más tarde, en 1936, reforcé el tratado anterior al firmar el Pacto Antikomintern con Japón, aunque verdaderamente, los japoneses ¡tampoco son de mi agrado!.
De esta manera, mi siguiente paso fue la anexión de Austria a Alemania, el famoso Anchluss, que realice en marzo de 1938 y en el cual, no tuve ningún problema. A parte de ser mi lugar de nacimiento, Austria estaba plagada de alemanes, por esa razón la anexione. En septiembre de este mismo año, tenía planeado anexionar una región de Checoslovaquia, los Sudetes, también plagada de alemanes, pero en este plan me salieron al paso Gran Bretaña, Francia e Italia, con lo cual se celebró la Conferencia de Munich, en la cual, me permitieron que anexionara los Sudetes a Alemania. En noviembre de este año, tuvo lugar la Noche de los Cristales rotos, noche en la cual, el pueblo alemán horrorizado por las “acusaciones” hacia los judíos, y junto a las S.S., rompieron tiendas de judíos por todo el país, incluyendo en Austria. En marzo del año siguiente, ocupe toda Checoslovaquia y en agosto, gire mi vista a la parte oriental de “mi Alemania”, en la cual se encontraba Polonia desprotegida. Yo sabía que sino aprovechaba esta oportunidad para invadir Polonia, más tarde iba a ser inútil, por lo cual, me vi obligado a firmar el Pacto secreto Germano-soviético con la URSS, cuyo tema central era el reparto de Polonia, ya que está también estaba interesada en invadirla. Al mes siguiente, mi ejército invadió Polonia, pero ocurrió algo que tarde o temprano iba a suceder, Francia y Gran Bretaña me salieron al paso, no me reconocieron que quisiese seguir con mi expansionismo por Europa y me declararon la guerra. No sabían lo que se les venia encima, pero ya era tarde para arrepentimientos y desde ese momento comencé mi ofensiva
Volviendo la vista atrás, sino mal lo recuerdo, en abril de 1939, una Guerra Civil llevada a cabo por Franco finalizó en España, la cual había comenzado en julio del 36. Lleva consigo una política fascista al igual que Mussolini o yo, el “gran Fuhrer”. Al iniciarse la Segunda Guerra Mundial, España se mantuvo en la neutralidad hasta que paso lo que nadie se esperaba, mi fabuloso avance y conquista sobre Europa.
Mi estrategia desde un principio, fue derrotar una a una las potencias Aliadas, y en aquel entonces, mi primer objetivo era Francia. Para hacerme con el control de ella, tuve que invadir primero a Noruega y Dinamarca, esto lo logre en el mes de abril del 40, y ya que eran países neutrales, aproveche y me los adueñe. Al mes siguiente, invadí Francia a través de Bélgica y Holanda, para ello, mi estrategia consistió en atacar un punto de las defensas franco-británicas por medio del uso masivo de carros blindados y aviones. Esta no soporto por mucho tiempo mi “gran ataque”, con lo cual, al mes siguiente ya estaba derrotada. De este modo, ocupe gran parte de Francia, incluyendo París, menos la región sur, que decidí dejarla a cargo de un gobierno dirigido por Petain, un ex general de la Primera Guerra Mundial, que paso a llamarse Francia de Vichy. La deje sin invadir, a cambio de que fuera un gobierno colaboracionista con el nazismo. Aunque es cierto que, una parte de los franceses, huyeron a Gran Bretaña, al mando de De Gaulle, que fundó un movimiento llamado “Francia libre”, con la intención de ayudar a los desgraciados británicos contra nosotros, los alemanes.
A partir de aquí, sucedieron muchos acontecimientos decisivos en la guerra. Me entere por casualidad que, Chamberlain, el Primer Ministro de Inglaterra, ya hacia un mes que había renunciado a su cargo, porque se decía que gracias a su política de apaciguamiento, Alemania o mejor dicho “yo”, me había echo con el control de casi toda Europa y la verdad que es cierto, sino hubiera sido por ese ingenuo y su inútil política de apaciguamiento, yo no hubiese estado donde estaba en ese momento. Aunque el puesto no quedo vacante, un tal Churchill lo tomó y fue, en años más tarde, una de “mis pesadillas”, de la cual hasta el momento, no me he desecho. En ese mismo mes de junio, Italia o mejor dicho Mussolini, decidió entrar en la guerra, ya que el muy interesado vio como yo estaba al limite de mi expansionismo por Europa, y claro esta, sino aprovechaba esa oportunidad, nunca tendría una igual. Pero esté no fue el único que aprovecho para entrar en la guerra; Franco, el fascista español, también quiso entrar en ella. Su primer paso fue pasar de la neutralidad del inicio de la guerra a la no-beligerancia, de esta manera me ayudo mucho, pero sabía que eso no iba a quedarse así, yo sabía, como he dicho anteriormente, que querría entrar en la guerra. Por ello, tuvimos una reunión en Hendaya, ese mismo año. En ella negociamos la entrada de España en la guerra y a causa de ello, él me pidió ayuda militar y material pero además me hizo una petición de territorio marroquí. Con todas estas exigencias, su entrada iba a ser muy cuantiosa, con lo cual, decide negársela, por el momento.
Bueno, volviendo a al guerra en sí, después de haber conquistado Francia, comencé mi ataque a Gran Bretaña. Si la derrotaba, me haría casi con el control de todo el continente. Con lo cual, durante el verano de 1941, tuvo lugar la Batalla de Inglaterra, donde la fuerza aérea alemana, la Luftwaffe, dirigida por Goering, mi lugarteniente y destacado miembro de mi Partido Nazi, atacó a la isla. Su estrategia era la de derrotar a la RAF o aviación inglesa y luego cortar las comunicaciones y atacar a los puertos, pero por “mi desgracia”, no fue así. La Luftwaffe salió derrotada frente a la RAF y eso nunca se me va a quitar de la cabeza, ¡si hubiéramos derrotado a los inglese en esa guerra! ya estaría gozando del reinado total de Europa. Pero ya es tarde para arrepentimientos y es mejor que siga con mi relato.
Italia, aprovechando su situación en Europa, decidió atacar a las colonias británicas en el norte de África. Yo sabía que Mussolini me iba a traer grandes problemas en la guerra, y así fue. Poco a poco, el inútil ejército italiano era derrotado por las tropas británicas, con lo cual, tuve que mandar en su ayuda a la Deutsches Afrika Korps., al mando de Erwin Rommel, un Teniente General que acababa de ascender. Lo mande al mando de mi ejército porque sabía que no me iba a decepcionar y así fue, de manera muy progresiva y en inferioridad numérica, fue derrotando al ejército británico.
Volviendo a Europa y viendo como mi ejército en el norte de África, mantenía entretenidos a los británicos, decidí ampliar mi “lebensraum” y ataque a la mísera Unión Soviética. Esto ocurrió durante el verano-otoño del 41 y mi ejército logró un avance espectacular e increíble sobre el territorio soviético, hasta al punto de estar en las puertas de Leningrado y Moscú. La ciudad de Leningrado, especialmente por ser la cede del gobierno, la rodeamos y la bombardeamos durante años, estando aislada del exterior y estando sin suministros para su población. Esta decisión mía, acarreo que la URSS, al mando de Stalin, entrara en la guerra.
En diciembre de aquel año, pasó algo que no me esperaba y que junto a mi ataque a la URSS, fue mi sentencia de declive. Japón, al mando de Hirohito, atacó la base estadounidense de Peral Harbour del Pacífico, con lo cual, EE.UU. entró en la guerra, en el bando de los Aliados y Japón entró en el bando del Eje. Esta nueva entrada, me traería gran ayuda para contener las posesiones territoriales, pero también me gané un enemigo ¡muy fuerte! pero que con suerte derrotaría. Y hablando de suerte o del destino, en general, me acuerdo que en aquel entonces, encargue a Himmler, la búsqueda del Santo Grial, la copa utilizada por Jesús en la Última cena. Yo sé que, aunque hasta el día de hoy, no sé su paradero, se que existe y que posee poderes inimaginables que bajo mi poder sería un arma, “mi arma” más poderosa para someter al mundo a mis pies.
En fin, al año siguiente, en 1942, todo dio un giro inesperado en mis ansias de apoderarme del Mundo. Por una parte, todas las colonias del Pacífico conseguidas por Japón a EE.UU., este último se las fue adueñando o recuperando y frenó su expansión en la batalla de Midway. ¡Esto es lo que no tolero de las razas inferiores!, los japoneses estos no son otra cosa que unos asiáticos inservibles y para mi desgracia, esa no fue la única derrota que me ha afectado directamente. Mis tropas en el norte de África también fueron derrotadas, en la batalla de El-Almein. De este modo, sabía que no faltaba mucho para que acabase al guerra, con lo cual, tuve que apresurar mis planes y poner en marcha la Solución final. Ya era hora de exterminar físicamente a los judíos, antes de que acabase la guerra. Antes de aplicar dicho plan, tenía a los judíos organizados en ghettos o en campos de concentración, como el de Odessa, donde enviaba a los judíos, totalmente desnudos, para fusilarlos, el campo de Treblinka o el campo de Auschwits, el más grande de todos y donde las S.S., al mando de Himmler, empezaron a gasear a estos inservibles. También en aquel tiempo o mejor dicho , en 1941, mande a construir la Guarida del Lobo, uno de los mayores cuarteles militares alemanes durante esta guerra.
Una vez estando en el 43, y justamente en enero, perdimos la batalla de Stalingrado, con lo cual, poco a poco, fuimos retrocediendo y cediendo territorios a los soviéticos. ¡Por Dios!, no fui capas de entender lo que me estaba sucediendo, de un momento a otro, el plato se me dio vuelta y ahora era yo el que estaba en apuros.
Desde aquel momento, los soviéticos avanzan y nos atacan por el oeste, los demás Aliados: EE.UU., Gran Bretaña y Francia libre lo hicieron por dos frentes. Uno de ellos, lo abrieron en el 43, al desembarcar en Sicilia y atacar duramente a Mussolini, hasta el punto de no quedarle otra alternativa que huir al norte de Italia y crear un Estado llamado República Social Italiana, en el cual permaneció refugiado. El otro frente de ataque fue el occidental, al realizar un desembarco Aliado en Normandía, el año pasado. Especialmente EE.UU. ,fue una figura clave para que el Desembarco de Normandía tuviese éxito, ya que por desgracia, tenía una fuerza marítima increíblemente hábil a la que mis nazis no pudieron contener.
Un momento del cual nunca me voy a olvidar y que por poco me cuesta la vida, es el atentado que sufrí el 20 de julio del año pasado. Ese día, tenía una reunión en la Guarida del Lobo con Goering y Himmler. Como hacia mucho calor, decidimos reunirnos en una cabaña cerca de la Guarida y de un momento a otro, una gran explosión se produjo a mis pies, justamente debajo de la mesa y si no hubiera sido porque una de la patas de la mesa me protegió de la onda expansiva, no estaría aquí y ahora, escribiendo mi diario, mi vida…
El responsable de tal calamidad y error fue un grupo de conspiradores, al mando de Stauffemberg, un maldito coronel del Estado Mayor y jefe del ejército de Reserva de Berlín, que fusile junto a sus colaboradores.
Bueno, esto es lo que me ha llevado a estar acorralado, hasta el momento. Ya hace un año, sino me equivoco, que Mussolini ha muerto y su Italia ha sido arrasada completamente. Hace dos meses, tuvo lugar la Conferencia de Yalta, donde Roosevelt, el presidente de EE.UU., el ingrato de Churchill y el mal nacido de Stalin, se reunieron para acordar las condiciones de paz y el reparto de mi territorio, de “mi Alemania”.¡Juro y juraré por Dios que primero muerto antes que cederles todo mi territorio a esos seres inferiores!. En ese mismo mes, también estos infelices han tenido el descaro de atacar Dresde. El bombardeo de Dresde se llevo a cabo por la RAF y la Fuerza Aérea Estadounidense y he tenido muchas bajas por ello.
Ahora mismo, me encuentro acariciando a mi fiel y audaz amigo Blondi, el cual me ha acompañado durante gran parte de mi vida. Hace días he recibido noticias del traicionero de Rudolf Hess, que se encuentra encarcelado por los ingleses y no es de esperar que estos “algún día” lo suelten. También me han comentado que, Thomas Mann, un escritor alemán que esta exiliado en EE.UU., ha publicado varios libros criticando ¡mi ideología!, “el Nazismo”,¡ si lo tuviera frente a mi, no dudaría en echarle a Blondi encima!, la verdad es que no se merece vivir, al igual que “mi querido” Papa Pío XII, que hace poco salió con un discurso de que: “no debía hacer sufrir a los judíos tan solo por el hecho de que no pertenezcan a una raza determinada”, y tiene razón, no debo hacerlos sufrir, ¡ debo exterminarlos de una vez de este Mundo!.
Oigo como las bombas, a cada rato, impactan a pocos kilómetros del bunker, y aprovecho esto, para nombrar nuestra nueva arma reciente, el cohete V2. Supongo que sí lo hubiéramos construido mucho tiempo antes, ahora mismo estaría viajando a América o a Asia para conquistarlas. Aunque también, es cierto que, pude utilizar unos cuantos de ellos para bombardear Londres, pero no fueron suficientes como para lograr su rendición.
Esta guerra ideológica, el fascismo contra el comunismo y las demás democracias liberales, no ha hecho nada más que empezar.
Ya es tarde para arrepentimientos, se que no me he equivocado, sólo he hecho lo mejor para mi pueblo, para mi Alemania… y si tarde o temprano tengo que desaparecer, ¡pues desapareceré!....pero lo que nunca voy a hacer es: “desaparecer del recuerdo de cada uno de mis ciudadanos, de mi gente, de mis nazis…”
Adolf Hitler
Este es un pequeño corto donde aparecen dos figuras importantes del fascismo en general.Una de ellas es la de nuestro anfitrión del trabajo: Adolf Hitler y la otra es la del español: Franco. Estos dos se reunen en Hendaya para...
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